El cambio climático se ha convertido, por derecho propio, en la gran cuestión ambiental de este siglo. Sus previsibles consecuencias y las medidas que hemos de adoptar para mitigarlas han trascendido de los círculos científicos y políticos para convertirse en una cuestión que es conocida por todos los ciudadanos.
Hoy los medios de comunicación dedican a este problema más atención que a ninguna otra cuestión ambiental que se haya producido en los últimos años.
El cambio climático lo entendemos, porque nos afecta de una forma directa. Cualquier ciudadano identifica claramente los fenómenos meteorológicos, el tiempo que hace en su ciudad o en su país, e incluso llega a identificar las alteraciones meteorológicas con el cambio climático, aunque esto no sea realmente una evidencia.
Pero todo cambio climático origina el nacimiento de nuevas técnicas y una nueva biodiversidad. Así estamos viendo que como reacción al cambio climático inminente se están instalando nuevas fuentes de energía eólica y solar y se están ensayando nuevas técnicas de producción. Por poner un ejemplo tenemos un ensayo nuevo en el Níger, donde van a crecer millones de árboles en beneficio de agricultores pobres. Con ello se habrá incrementado la tierra fértil en siete millones de hectáreas forestadas nuevas. Las detalladas imágenes obtenidas por satélite y los inventarios de árboles realizados sobre el terreno revelan que Níger es ahora mucho más verde que hace 30 años. Además, este aumento se ha producido en una época de explosión demográfica lo cual rompe la teoría general de que un crecimiento demográfico acelera la deforestación y una degradación de la tierra. En efecto, el francés Maxime Renaudin y el inglés Andrew Pothecary con su equipo estudian con las autoridades del Níger la zona de colocación de los ocho millones de árboles. La empresa por ellos creada viene definida como una empresa con ánimo de lucro.
Y es una ecología con ánimo de lucro porque la gente puede comprarse acacias del Senegal (10 euros) o siberianas (24), palmeras (10), caobas (75 euros), que son las especies que mejor se adaptan al lugar y dan frutos o materiales que puede aprovechar la población. El proyecto incluye cursillos para que la comunidad local aprenda a desarrollar estos nuevos recursos. Durante seis meses el árbol se desarrollará en un invernadero y cuando se tengan 20.000 se plantarán en la zona. Todos los árboles comprados tienen sus coordenadas GPS de manera que, cuando se planten realmente, el padrino podrá verlo en internet. La razón del cambio social estriba en que la protección de los árboles no será patrimonio estatal sino que debe pasar a ser objeto de cuidado y de utilidad particular. Los árboles serán cuidados como objetivo de propiedad privada.
Conclusión: El cambio climático y el calentamiento global han sido afirmaciones incómodas hasta que los políticos las han tomado como bandera partidista o nacional. Las multinacionales sólo si temen por el cambio de tendencia económica serán capaces de empezar a tener en cuenta el cambio climático. La naturaleza tiene sus movimientos y sus ciclos. Además, está siempre en proceso y sabe reaccionar a las catástrofes más grandiosas que se le han presentado como las bombas atómicas que se han ensayado sobre o bajo tierra. El hombre reaccionará con nuevas actuaciones como la reforestación de Níger. Finalmente nos preguntamos y respondemos ¿Es este un momento de emergencia planetaria? No es tan grave la situación. ¿El protocolo de Kioto es la única solución para el cambio climático? No. ¿La actividad humana ha precipitado el cambio climático? Sí. ¿Hay que elaborar una política social y ecológica de globalización? Sí.